Literatura

Estar en las nubes abiertas

Hoy no es viernes, lo sé. Pero el Creativo deambula por los días y las noches. Fernando Vicente nos propuso un vídeo muy tentador. Una frase a elegir, una historia que crear.
un…

Nubes

Fotografía de Hengki Koentjoro

 

UN ESTAR EN LAS NUBES ABIERTAS

Querida Clara:

Ámame cuando el tiempo exista entre nosotros. Cuando el alba nos despierte y nos acaricie la mejilla prendida en rubor. Cuando las sábanas nos envuelvan buscando ese beso anhelado y ese verbo pronunciado de amor. Ámame en el silencio de un roce, de un susurro, de un querer ser y estar en un solo cuerpo.

Quiéreme sin medida, sin normas, sin tropiezos. Quiéreme un solo segundo o una vida entera, pero hazlo con el aroma que contiene el deseo, con el secreto bordado en la piel abierta de la entrega, con el fragmento de lluvia que llora el cielo.

Soy ese soplo de vida que te respira entera y te tatúa en el corazón un solo latir acompasado con el tañido de una campana que predice y suena a pasión.

Te dejo esta carta plena de sentimientos, para que al leerla sientas la belleza que esconden sus palabras trazadas con la pluma de mi alma.

Te amo, te siento, te sé.
Roberto

María Belén Mateos Galán

 

Viernes creativo: escribe una historia
Hoy toca un #viernescreativo muy atípico. Os propongo que juguéis con la frase hecha de vuestra elección, con su literalidad y las imágenes que sugiere, y creéis algo distinto. Retorced las …

ELBICNARANJA.WORDPRESS.COM

 

No es lo mismo

Que piensen lo que quieran, pero no pretendía ahogarme. Tenía intención de nadar hasta hundirme. Pero no es lo mismo.

Fotografía: Sonya Jach / Texto: Joseph Conrad

 

Mujer con cabeza metida en la lavadora

 

La cita. Cuento de invierno – Episodio I

¡Tenía tantas cosas qué hacer! No se por qué habíamos quedado en un lugar tan apartado. Llegué el día anterior con un sol expléndido, la carretera limpia, el aire se palpaba fresco y puro, quizás se apreciara el olor a hierba frondosa, la que estaban recortando las vacas mientras pastaban afanándose. Me pareció fantástico, estaba contenta, o más, exultante. Además llevaba esperando aquella cita sin saberlo toda la vida. El encuentro se fijó para al día siguiente, y después de un buen yantar de «pedorreras», como decía el camarero del pequeño restaurante, me iría.

A eso de las 11 abrieron la feria. Recuerdo mi asombro cuando la inaguración se estrenó con tambores y gaitas: una banda de músicos locales con ecos celtas, y porrones con orujo, pastas artesanas con arreglos de miel de romero y almendras. ¿Quién tenia estómago para tal barbaridad? Veía correr el orujo y me parecía imposible que se lo pudieran beber a palo seco. Pocos más que los locales se atrevieron dos rondas.

Estalactitas

A las 11, 30 el viento comenzó a arreciar, la temperatura bajaba por momentos. Alguien de la carpa dio la voz de que anunciaban la primera nevada de la temporada. Pensé que si nevaba mejor, podríamos deslizarnos. Aunque luego me empecé a preguntar si mi cita aparecería. Si habría llegado ya. No tenía a mano el teléfono del hotel, aunque solo estaba a 5 minutos. Disponíamos de una buena calefacción y los puestos llenos de repostería, cerámicas, guisos locales, caldos tremendamente picantes, trabajos de herrería, forja, cuero… y legumbres de toda la provincia.

Era él quien elegió el lugar: un hombre acostumbrado a perderse por estos pagos y otros de más altura. Leí en alguna de sus entrevistas que «No había nada como subir a la montaña para recuperar las perspectivas», pues eso le había ayudado enormemente a escribir. En aquel momento desconecté del lugar y volví a la madriguera de Alicia, en mis sueños yo hablaba a menudo con él, sus adaptaciones teatrales de piezas ajenas a las que sumaba acciones de la vorágine del mundo no pasaban desapercibidas.

…Continuará…

Ana Ruibarbo »
La foto es de una amiga del Facebook

Hoy andaba debajo de mí mismo – Poema

Fotografía de Jure Kravanja

 

Hoy andaba debajo de mí mismo
sin saber lo que hacía.

Hoy andaba debajo de la pena
con risa inexplicable.

Hoy andaba debajo de la risa
con todo el llanto a cuestas.

Hoy andaba debajo de las aguas
sin que fuese milagro comparable.

Hoy andaba debajo de la muerte
y no reconocía sus cimientos.

Andaba a la deriva por debajo del cuerpo
confundiendo los dedos con los ojos.

Hoy andaba debajo de mí mismo
sin poder contenerme.

Fotografía: Jure Kravanja / Poema: J.A. Valente

 

Pasando apuntes

William-Trost-Richards-The-Neglected-Garden

 

No pienso dejar
que la literatura me dé miedo:
sólo estoy pasando unos apuntes
a limpio, tampoco es tan grave.

Neo-Dadá noise
music.
Remodernist Art.
Flarf poetry.
Fluxus.

Bombillas que no saben
si tienen luz propia,
vellorí de las ovejas negras,
el habla rústica:
casticismo e indeterminación.

Recordar que
John Cage
dijo: «La música
nos convierte
en objetos de arte»,
algo que yo
aún no me he cansado de
repetir:
la soledad en
la poesía española.

«¿Entonces, qué es lo que
hemos decidido?»

Que no hay viento favorable
para quien no sabe adónde va.

El jardinero de la casa de los Salina
escribió una ‘Breve historia del alpinismo’,
«pertenecíamos a aquella clase social donde
la comprensión secreta constituye las cuatro
quintas partes del afecto»,
Lampedusa

Lo cierto es que no hicieron nada
salvo leer ‘Nijinski y la abstracción’
en un jardín descuidado.

Yo no pertenezco, no tengo miedo,
me da demasiado el sol.

 

Fotografía de William Trost Richards – The Neglected Garden

 

Sienna Molnar

Lo cierto es que nunca es fácil prolongar las situaciones de intensa emotividad. Por maltratada que una se sienta, cuesta mucho permanecer indignada, aunque tenga razones. A veces alimentar el rencor acarrea tantos problemas que no merece la pena.

R de Rebelde de Sue Grafton

 

 

La Gran Odalisca de Ingres

Grande-Odalisque-Ingres

 

…Ingres, La Gran Odalisca y las tres vértebras de más…
…me contaba, entre otros detalles, mi amiga María, que tan bien y tan bonito nos ha contado esta tarde la exposición de Ingres en El Prado…
…las tres vértebras suplementarias de La Gran Odalisca me han hecho recordar aquella novela de Sender en la que mantenía que algunas mujeres especialmente sensuales tenían más desarrolladas las últimas vértebras (recuerdo vagamente que hablaba de las chakras submuladares)…en esa época en que uno hace y dice estas tonterías, preguntaba yo mucho y con especial interés por cómo tenían mis amigas sus tres últimas vértebras…después, buscando una foto para un texto, me he encontrado con esta de una odalisca de vértebras largas (de natural) y sensuales…
…todo para decir, con circunloquios vertebrales, que he disfrutado mucho de la exposición de Ingres, y más por lo bien y bonito que nos la contaba mi amiga María…

 

Espejo negro

Andrzej-B-Gawrylczyk

Su padre intentó por todos los medios comunicarse con él. Su madre decía que el Señor lo había querido así. Le diagnosticaron a los dos años una patología del neurodesarrollo, síndrome de Asperger. Sus sinapsis seguían sus propias reglas y no conectaban con estímulos exteriores. Tenía un coeficiente intelectual que superaba los 175, dentro de la inteligencia excepcional. Le gustaban los test, las pruebas, detectaba algoritmos complicados en minutos. A los siete años ya tenía en casa material electrónico suficiente para crear sus propios programas y se movía por la red como si fuera una extensión de su cerebro. La red no era humana, era su elemento, solo bites sin sentimientos. Sin saberlo actuaba bajo el principio de que la conciencia era un paso en falso en la evolución humana y las emociones sólo servían para sobrevivir: hambre, sueño, miedo…¿qué eran los sentimientos?.

Su padre estaba empeñado en que viviera en el mundo exterior, en que interactuara con gente real y lo obligaba a ir con él por la calle, a los parques, a espectáculos públicos. El niño actuó según sus leyes. Sólo se movía por emociones tecnológicas. Activó el programa de bloqueo personal que había desarrollado, apretó el botón en su iPhone y nadie volvió a ver a su padre en el mundo real. Cuando se apagó la pantalla, el niño vió su cara en aquel espejo negro y no la reconoció.

Fotografía: Andrzej B Gawrylczyk / Texto: Lukas Reig

 

Me está creciendo

Rio_Madonna_dell'Orto_(Venice)_East_exposure

 

Me está creciendo
el Rio de la Madona de l’Orto,

una calle de Venecia.
Estoy hasta las venas de ver,

en un papel blanco,

palabras

que se han desecho del hombre:

hombro, pobreza, hambre,
obrero, destreza, pereza, muerte
y sol. Estoy cansado, y dolido,

muerto de amor
por la belleza;
lleno de agradecimiento
a tanta
como hay en esta tierra,
en algún momento,
en un lugar
de nuestras lenguas.

Demasiado lleno.

Tengo la sensación

de que me pesa
el culto.

Ortega jamás imaginó cabalmente
la calidad de las circunstancias
que nos esperaban con el tiempo;
se habría asustado del todo;

RTV2;
el Orto, un río
como muy viejo
que se desagua en el Mar Negro;
octubre de 1962,

Kennedy,
La Habana, exterminio,
por teléfono.

Continuaría.
Pero prefiero ser correcto.

 

Comer con los dedos

 

Me cuenten la milonga que me cuenten, pa mí un banquete no merece ese nombre si no comes con los dedos. Por supuesto chupándotelos y rechupeteándotelos tras cada bocao.

Cuanto más pasan los años, más a gusto me siento comportándome como un animal: comer sólo cuando tengo hambre, dormir sólo cuando tengo sueño, prescindir de lo superfluo…

Y, como buen animal social: perder -o ganar- un mínimo de 5 ó 6 horitas al día de charla.

Hace un rato, percibí de pronto un agujero en la tripa como el cráter de un volcán… Fuime a zampar, quedaba medio pollo asado del mediodía.

Lo trinqué y lo dejé en los huesos pelaos sin molestarme en sacarlo de la fuente.

Luego me hice un arroz negro a la marinera: 3 mins. de microondas. De éstos que, aunque comprados, están muy ricos (lo único malo es el boquete en el bolsillo).

En el arroz ya me ha conquistado la abominable cultura accidental: estoy hecho a comerlo con plato y tenedor.

Mientras mascaba, pensé: «Joél, cuando tenga una cena romántica (es decir, pué que nunca) compro 3 destos, hago el birlibirloque con una presentación curiosa, y la entretengo la zona pormenorizándole los secretos de cómo hacer un buen arroz negro…».

Sé que mi glamour, ya de por sí escasito, va a perder muchos puntos al reconocerlo públicamente pero: Es que a mí, como a un lobo solitario, como que cocinar que no… ¿Pa qué hacerlo, con lo divertido ques cazar? Con lo que, de paso, se mantiene uno en forma.

Y ya. Ya he dicho más de lo políticamente correcto.