Sienna Molnar

Lo cierto es que nunca es fácil prolongar las situaciones de intensa emotividad. Por maltratada que una se sienta, cuesta mucho permanecer indignada, aunque tenga razones. A veces alimentar el rencor acarrea tantos problemas que no merece la pena.

R de Rebelde de Sue Grafton

 

 

La Gran Odalisca de Ingres

Grande-Odalisque-Ingres

 

…Ingres, La Gran Odalisca y las tres vértebras de más…
…me contaba, entre otros detalles, mi amiga María, que tan bien y tan bonito nos ha contado esta tarde la exposición de Ingres en El Prado…
…las tres vértebras suplementarias de La Gran Odalisca me han hecho recordar aquella novela de Sender en la que mantenía que algunas mujeres especialmente sensuales tenían más desarrolladas las últimas vértebras (recuerdo vagamente que hablaba de las chakras submuladares)…en esa época en que uno hace y dice estas tonterías, preguntaba yo mucho y con especial interés por cómo tenían mis amigas sus tres últimas vértebras…después, buscando una foto para un texto, me he encontrado con esta de una odalisca de vértebras largas (de natural) y sensuales…
…todo para decir, con circunloquios vertebrales, que he disfrutado mucho de la exposición de Ingres, y más por lo bien y bonito que nos la contaba mi amiga María…

 

Estación a estación, de Óscar París

Estación a estación

Óscar París
fotografía mítica
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Espejo negro

Andrzej-B-Gawrylczyk

Su padre intentó por todos los medios comunicarse con él. Su madre decía que el Señor lo había querido así. Le diagnosticaron a los dos años una patología del neurodesarrollo, síndrome de Asperger. Sus sinapsis seguían sus propias reglas y no conectaban con estímulos exteriores. Tenía un coeficiente intelectual que superaba los 175, dentro de la inteligencia excepcional. Le gustaban los test, las pruebas, detectaba algoritmos complicados en minutos. A los siete años ya tenía en casa material electrónico suficiente para crear sus propios programas y se movía por la red como si fuera una extensión de su cerebro. La red no era humana, era su elemento, solo bites sin sentimientos. Sin saberlo actuaba bajo el principio de que la conciencia era un paso en falso en la evolución humana y las emociones sólo servían para sobrevivir: hambre, sueño, miedo…¿qué eran los sentimientos?.

Su padre estaba empeñado en que viviera en el mundo exterior, en que interactuara con gente real y lo obligaba a ir con él por la calle, a los parques, a espectáculos públicos. El niño actuó según sus leyes. Sólo se movía por emociones tecnológicas. Activó el programa de bloqueo personal que había desarrollado, apretó el botón en su iPhone y nadie volvió a ver a su padre en el mundo real. Cuando se apagó la pantalla, el niño vió su cara en aquel espejo negro y no la reconoció.

Fotografía: Andrzej B Gawrylczyk / Texto: Lukas Reig

 

Me está creciendo

Rio_Madonna_dell'Orto_(Venice)_East_exposure

 

Me está creciendo
el Rio de la Madona de l’Orto,

una calle de Venecia.
Estoy hasta las venas de ver,

en un papel blanco,

palabras

que se han desecho del hombre:

hombro, pobreza, hambre,
obrero, destreza, pereza, muerte
y sol. Estoy cansado, y dolido,

muerto de amor
por la belleza;
lleno de agradecimiento
a tanta
como hay en esta tierra,
en algún momento,
en un lugar
de nuestras lenguas.

Demasiado lleno.

Tengo la sensación

de que me pesa
el culto.

Ortega jamás imaginó cabalmente
la calidad de las circunstancias
que nos esperaban con el tiempo;
se habría asustado del todo;

RTV2;
el Orto, un río
como muy viejo
que se desagua en el Mar Negro;
octubre de 1962,

Kennedy,
La Habana, exterminio,
por teléfono.

Continuaría.
Pero prefiero ser correcto.